
¿CÓMO AFECTA EL ESTRÉS A MI ALIMENTACIÓN?
Cuando una persona está transitando un periodo de estrés y ansiedad, se puede sentir muy inestable emocionalmente. En esta inestabilidad pueden aparecer cambios en nuestra alimentación y a su vez en nuestra salud física. La forma más sencilla de responderte a la pregunta cómo afecta el estrés a mi alimentación es que revises cómo te estás alimentando.
¿Qué me puede estar llevando a sentir estrés?
Situaciones y factores estresantes externos en las distintas fases evolutivas de la persona:
- Adolescencia: paso de educación secundaria a la universidad, cambios corporales y duelos en las relaciones de iguales.
- Adultos jóvenes: toma de decisiones académicas, primeras experiencias de independencia familiar, primeros pasos para la gestión económica y laboral.
- Adultos: gestión relaciones y procesos laborales, casarse, tener un primer hijo, comprar una vivienda y conseguir una hipoteca, gestión económica y duelos y acompañamiento a familiares mayores.
Principales situaciones y factores estresantes internos en la vida de la persona:
- Cambios físicos derivados de la enfermedad: accidentes, enfermedades crónicas, lesiones musculares e intervenciones médicas.
- Cambios hormonales y nutricionales: hipotiroidismo, hipotiroidismo, embarazo, aumento o disminución de hormonas sexuales, deficit vitaminas y nutrientes.
- Problemas en al gestión emocional: ansiedad, estrés, depresión, duelo y separación, procesos traumáticos, etc.
Existen dos direcciones ante la vivencia del estrés en relación a la comida: la reducción o el aumento de la ingesta alimentaria.
LA REDUCCIÓN DE CANTIDADES DE COMIDA ANTE EL ESTRÉS
La reducción de las cantidades de comida ante el estrés se relaciona tanto con la desconcexión emocional como con la percepción de apetito y los síntomas fisiológicos que a veces experimentan las personas con estrés. La persona que está en un proceso estresante es posible que esté desconectada de sus sensaciones físicas y corporales por lo que es posible que no sienta la necesidad de alimentarse. Por otro lado puede aparecer una disminución del apetito y dolores digestivos (náuseas, vómitos, digestiones pesadas) que le dificulten a la persona alimentarse de forma normalizada.
EL AUMENTO DE CANTIDADES DE COMIDA ANTE EL ESTRÉS
El aumento de las cantidades de comida ante el estrés se relaciona tanto con la desorganización emocional como con la falta de percepción de saciedad que a veces experimentan algunas personas. En las personas que aumentan la cantidad de comida ante una situación de estrés es fundamental revisar también la forma en la que están alimentándose, es posible que en este perfil aparezcan comportamientos compulsivos ante la comida o atracones. Los comportamientos compulsivos en la alimentación aparecen para calmar determinadas emociones como pueden ser la tristeza, la frotación o la ansiedad.
¿Qué puedo hacer si el estrés ya está afectando a mi alimentación?
- Toma conciencia de las situaciones que te están desestabilizando los patrones de alimentación. Puedes empezar analizando en qué momentos aparece la ausencia o descontrol alimentario y como te sientes al respecto. Es posible que los momentos el tipo y la cantidad de alimentos sean muy calóricos y poco nutritivos.
- Establece horarios y planes de alimentación que sean realistas. Programa una base de alimentos sencillos y nutritivos para que «no tener cena preparada» no sea la excusa para no alimentarte. El autocuidado es fundamental en situaciones de alta intensidad emocional. Establecer unos horarios de alimentación y deporte pueden ayudarte también a regular la parte emocional aunque ahora sientas las temidas frases de «no puedo con todo» o «no me da tiempo a nada».
- Trata de regular tus emociones y pensamientos. Es posible que nos sintamos abrumados y con muchas cosas que decidir, no obstante si tenemos identificados los momentos donde la alimentación se desestabiliza podemos conseguir reaccionar de otra manera. En una situación complicada podemos buscar ayuda en un familiar o amigo, hacer una actividad que nos genere tranquilidad o pararnos y tomar decisiones si eso nos ayuda. Lo más importante es desactivar el botón automático y aprender a auto regularnos para que nuestras emociones no acaben en la comida.
Si a pesar de todo esto y tras intentar mejorar te cuesta cambiar este patrón de impulsividad o desinterés por la alimentación, o el periodo de estrés se alarga en el tiempo, la solución más recomendada es visitar a un psicólogo especialista en alimentación.
En el Centro YOS de Psicología en Madrid contamos con un equipo de Psicólogos especializados en problemas con la alimentación. No importa si eres tu el que está teniendo un problema o si es un familiar, si necesitas orientación sobre cómo gestionar tus emociones respecto a la comida podemos ayudarte. Estamos situados en la Avenida Menendez Pelayo 87 junto al Retiro en Madrid.
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